(ats) La donación de órganos no sólo puede mejorar la salud del paciente. Pero también y sobre todo para salvar su vida, lanzó en rueda de prensa el ministro de Sanidad, Alain Berset.
En Suiza, a 450 personas se les extrae un órgano de una persona fallecida cada año. Es bajo en comparación con Europa, recuerda. Actualmente, prevalece la regla del consentimiento explícito. Muy a menudo, cuando los familiares tienen que decidir porque el difunto no ha hecho testamento, se niegan.
A finales de 2021, más de 1.400 personas estaban en lista de espera para hacerse con un órgano. Y el tiempo de espera varía de varios meses a varios años, dependiendo del órgano afectado.
Para aumentar las posibilidades de estos pacientes, el parlamento aprobó una revisión de la ley de trasplantes, como una contrapropuesta indirecta a una iniciativa ciudadana que ahora se ha retirado condicionalmente. Introduce el principio de presunción del consentimiento. Cualquiera que no se oponga activamente se considera automáticamente un donante.
El cambio no es tan importante, no es una revolución, sino un pequeño paso, intentó tranquilizar Alain Berset. Porque la zona es muy sensible. «Estamos hablando de muertes, tiempos difíciles para las familias».
Se seguirá consultando activamente a los familiares, recuerda el Ministro de Salud. A falta de documento que acredite la voluntad del causante, pueden oponerse a la remoción si ésta respeta la voluntad presunta del causante. Si esta última no ha dado a conocer su deseo y si no se puede localizar a ningún familiar, no se puede extirpar ningún órgano.
El modelo ya se ha probado en otros países, como Francia, Italia, Austria y España, según Alain Berset. Los donantes de órganos son en promedio más numerosos allí que en países que tienen consentimiento explícito, como Suiza, Alemania e Irlanda.
Suiza tomará una decisión sobre este tema éticamente delicado el 15 de mayo. Para la comisión que lanzó un referéndum, ese cambio de paradigma debe ser presentado al pueblo. La revisión podría socavar el derecho a la integridad física y mental ya la libre determinación.
En Suiza, unos seis millones de personas podrían verse afectadas, calcularon los referéndums. Toda persona debe ser debidamente informada de las implicaciones de su presunto consentimiento. A sus ojos eso es imposible. Luego, los órganos pueden ser extraídos en contra de la voluntad de su propietario.
“Impensable”, para la ministra de Sanidad. El hecho de que se siga consultando a los familiares más cercanos impide tales casos.
En última instancia, debería haber un registro federal. Cualquier persona que así lo deseara podía solicitar ser elegible o no elegible como donante de órganos. Por supuesto, dicho registro debe cumplir con los requisitos más estrictos en el campo de la seguridad y la protección de datos personales, según Alain Berset.
La tarjeta de donante que actualmente distribuye Swisstransplant Foundation permanece activa. «Cualquier expresión de la voluntad del difunto, incluso en un papel, es válida», dijo el consejero federal. El punto es ayudar a los seres queridos a tomar una decisión en caso de muerte.
La información a la población jugará un papel clave en esto, reconoció. Se están planificando campañas.
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