La tragedia de Melilla, en la que fallecieron 23 migrantes, sigue causando revuelo, especialmente en España, cuya responsabilidad ha quedado definitivamente establecida. Sin embargo, nombrar a los culpables está lejos de ser tranquilizador. La opinión pública quiere titulares. Y la del Ministro del Interior español me parece la más adecuada.
En efecto, tras nuevas investigaciones sobre los hechos ocurridos el 24 de junio en el enclave de Melilla, en la frontera entre Marruecos y España, el ministro Fernando Grande-Marlaska está bajo una presión creciente. Aseguró que la policía española había cumplido con los derechos y leyes aplicables ese día. Pero está claro que esto no fue realmente así.
Tras las revelaciones de las investigaciones en cuestión, los órganos de prensa españoles piden la dimisión del ministro Fernando Grande-Marlaska. Este es el caso de los influyentes medios ElDiario.es quien escribió: “Se está infringiendo la ley y el juez Marlaska, que debía velar por la legalidad de la actuación del Ministerio del Interior, es el responsable de ello. Hay un modelo que garantiza el respeto por el estado de derecho y el respeto por los derechos humanos, un modelo que el estado democrático debe seguir y que un votante puede esperar de los partidos gobernantes”.
“Marlaska nunca debió formar parte de este gobierno”
Y para ElDiario.es y agrega: «los balbuceos y rodeos del ministro, que puede calificarse de ‘asado’, sobre formalidades fronterizas y otras tonterías, no pueden hacernos olvidar que 24 personas perdieron la vida y que unas sesenta fueron desaparecidas [d’autres sources font état de 23 morts et de plus de 70 disparus] en lo que fue una auténtica carnicería… Marlaska nunca debió formar parte de este gobierno; debe ser despedido”.
El tema migratorio: un problema urgente
El Periódico de Españapide medidas eficaces y humanas por parte de Europa. Él escribe: “Una cosa es cierta: este día marcó el fracaso de nuestra democracia. El sistema establecido es responsable de estos dramas humanos, que se repiten a intervalos regulares. […] Está claro que las fronteras de Europa no pueden estar libres de control, pero la ayuda al desarrollo, que no da a los habitantes del continente africano la perspectiva de la prosperidad y no les hace abandonar el camino del exilio, está resultando insuficiente. […] Cualquiera que sea el destino final del ministro, Bruselas debe considerar el tema de la migración como uno de los problemas más urgentes a resolver”.
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