Degradación del suelo, empobrecimiento de los paisajes, ríos contaminados con nitratos y fosfatos, etc. Los cultivos, cada vez más frágiles y vulnerables, requieren más fertilizantes, pesticidas y fitosanitarios contra parásitos cada vez más resistentes a tratamientos no menos peligrosos. La agricultura intensiva daña la naturaleza. Pero es difícil cambiar de inmediato nuestro modelo: la población crece en unas 200.000 personas cada día. En 2050, los 10 000 millones de personas necesitarán más alimentos y espacio. Para enfrentar este desafío, los agricultores deben optimizar la producción de alimentos. Hoy se hace necesario hacer esto sin destruir el planeta.
Las nuevas tecnologías les ayudan con esto. Según una encuesta del Instituto BVA, realizada a principios de 2019, 8 de cada 10 agricultores utilizan internet como parte de su actividad. La encuesta también muestra que el 67% de los agricultores utiliza productos de alta tecnología para gestionar su explotación (objetos conectados, cámaras inteligentes, drones, GPS o imágenes de satélite). Desde hace una década, las empresas y las empresas emergentes luchan por inventar herramientas que les hagan la vida más fácil. Francia cuenta ahora con más de 200 start-ups y empresas de referencia en el campo de la tecnología agrícola (AgriTech) y la tecnología alimentaria (FoodTech). Para estructurar y acelerar el movimiento, el gobierno lanzó la AgriTech francesa en septiembre de 2021. «Objetivo: acelerar la innovación al servicio de la soberanía alimentaria. El Estado destinará 200 millones de euros en 5 años»promete el Ministerio de Agricultura en su sitio.
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