Es un legado sin palabras ni instrucciones pero intensamente cargado de significado y emociones. Acechando en la oscuridad profunda, pintadas o grabadas, estas imágenes han atravesado la noche de los tiempos sin perder nada de su poder evocador o magia. Trazado desde hace más de cuarenta milenios, un verdadero abismo temporal que marea. Desde su descubrimiento por espeleólogos o por casualidad durante un paseo infantil, estos frescos siempre han hecho volar nuestra imaginación. Caballos, renos o bisontes, a veces sorprendentemente realistas, parecen flotar sobre la roca, a veces acompañados de siluetas humanas que parecen fantasmas y aquí y allá signos cabalísticos. Los relieves naturales de las cavidades que albergan suelen estar realzados con pigmentos o incisos para evocar quién es un seno, quién es una vulva, y también hay huesos aquí y allá en las aberturas.
Antropólogo y prehistoriador aficionado a los tocados de cuero de Indiana Jones, especialista en diversas mitologías de África como Poitou, Jean-Loïc Le Quellec ha dedicado su vida a intentar desentrañar su misterio. En «la cueva original », nos ofrece la médula sustancial de esta búsqueda, condensada en un monolito de casi 900 páginas, pero tan ricas y bien cinceladas que la lectura resulta vivaz, llena de giros, humor y erudición. El libro se lee con júbilo, sobre todo cuando desmiente las mil y una teorías, sin desvalorizarlas.
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