Descubra el editorial de Adélaïde de Clermont-Tonnerre, redactora jefe de Punto de vistade 5 de abril de 2023.
¿Hay una sensación más relajante, cuando tienes mucha sed, que beber agua? ¿Medimos nuestra felicidad por poder ducharnos todos los días? ¿Para poder nadar? ¿Para hacer té o café? El agua fluye. Atrás quedaron los días en que había que tirar, transportar, cocinar. Durante años hemos dado por sentado el agua y esa evidencia ya no existe. El verano pasado fue una alarma más fuerte que cualquier anterior. Y este invierno las reservas no se han repuesto. Hace unos días, el Rey Willem-Alexander dijo en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua: “Ha llegado el momento de trascender los intereses parciales y sectoriales, ver el panorama general y actuar”. El rey Carlos, por su parte, se mostró preocupado por la contaminación de ríos y océanos a partir de la década de 1970. Desde entonces, ha seguido trabajando para gestionar mejor este recurso tan preciado. Es un ejemplo a nivel personal, ya que lleva mucho tiempo recuperando agua de lluvia en Highgrove y sus urbanizaciones, o reciclando aguas residuales de baños para regar los jardines.
En Marruecos, el tono no es menos grave. El pasado otoño, durante la inauguración del año legislativo, fue el rey Mohammed VI quien alarmó a la opinión pública. Después de una década de sequía sin precedentes en el reino, pidió «que se tomen muy rápidamente iniciativas más ambiciosas mediante el uso de la innovación y las nuevas tecnologías para ahorrar y reutilizar mejor las aguas residuales». También pidió que este tema se mantenga fuera de las disputas políticas. El mismo intento en Francia donde, a pesar de las divisiones, el gobierno acaba de presentar su gran Plan del Agua y sus 53 medidas para intentar acabar con años de temeridad. Ahorre un 10% de agua en los próximos siete años, ahorre lluvia, reutilice las aguas residuales para las que somos estudiantes particularmente pobres con solo un 1% de reutilización en comparación con más del 15% en España y… 80% en Israel. Pero también plantar árboles y setos, trabajar la capacidad de absorción del suelo para evitar escorrentías, en definitiva, mezclar la innovación… con las buenas viejas técnicas de nuestros antepasados. Mientras tanto, independientemente de los chubascos, ¡ahora hace buen tiempo cuando llueve!
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