Análisis
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El líder catalán, refugiado en Bélgica desde 2017, fijó el martes 5 de septiembre las condiciones de su apoyo a una coalición de izquierda encabezada por el primer ministro saliente. En particular, exige amnistía para los separatistas.
Amnistía o regreso a las urnas. El expresidente catalán Carles Puigdemont, que lleva seis años huyendo de la justicia española en su refugio belga, planteó este difícil dilema al jefe del Gobierno suspendido, Pedro Sánchez. En otras palabras, o el líder socialista, soñando con renovar su mandato, acepta tirar completamente la toalla del conflicto catalán, o tendrá que prescindir de su apoyo para formar una nueva coalición de gobierno.
El lunes por la noche, Carles Puigdemont –que se enfrenta a una larga pena de prisión si vuelve a poner un pie en España– sorprendió al mundo al ser fotografiado con Yolanda Díaz, la actual ministra de Trabajo de la coalición gobernante y líder del movimiento Sumar, “la izquierda de izquierda». Por primera vez desde el otoño de 2017, cuando declaró unilateralmente la independencia de Cataluña, la suspendió inmediatamente y luego huyó a Waterloo, Bélgica, el flagelo de la política nacional vuelve a estar en primer plano.
Y no sin razón: los siete diputados de su formación separatista Junts son esenciales para Pedro Sánchez si quiere ser elegido para otro mandato de cuatro años.
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