No sorprende que Alberto Núñez Feijoo, a pesar de haber quedado primero en las elecciones parlamentarias españolas del 23 de julio, no recibiera suficientes votos para asumir el liderazgo del próximo gobierno. Con 172 votos a favor -los de su partido, el ultraderechista Vox y un partido canario- y 178 en contra -los de los partidos de izquierda y regionalistas-, perdió la votación de investidura en el Congreso de los Diputados el miércoles 27 de septiembre. . El viernes tendrá lugar una nueva votación que debería conducir a un resultado similar y allanar el camino para la presentación de la candidatura del socialista Pedro Sánchez.
Al quedar segundo en las elecciones de julio, el actual líder del gobierno tendrá la compleja tarea de convencer a seis partidos si quiere permanecer en el poder. Si los votos del movimiento radical de izquierda Sumar, con el que quiere formar una nueva coalición de izquierda, son suyos, no serán suficientes. También debe obtener el de los nacionalistas e independentistas vascos, gallegos y especialmente catalanes. Incluido el del partido separatista Junts del expresidente del Govern catalán Carles Puigdemont, para quien el argumento del cordón sanitario de la extrema derecha no es suficiente.
Desde Bélgica, de donde huyó tras el intento de secesión de octubre de 2017 y todavía es perseguido por la justicia española, ésta ya ha fijado las condiciones para un posible apoyo. Primero exige una ley de amnistía para todos los delitos relacionados con la convocatoria del referéndum ilegal del 1oh Octubre de 2017, pero también eliminando las deudas de la región de Cataluña, sin descartar la autodeterminación.
Disculpas a los nueve líderes independentistas
Hasta las últimas elecciones, la posición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) siempre fue clara. «La amnistía no es compatible con la Constitución» Entonces declaró el Sr. Sánchez. Sin embargo, en los últimos días ha abierto la puerta a tal medida, respondiendo a los periodistas que “ de acuerdo con la política de normalización” que él dirigió en Cataluña. Desde que asumió el mando del gobierno de España en 2018, Sánchez se enorgullece de aliviar las tensiones en la antigua región rebelde, donde el Partido Socialista es ahora la principal fuerza política.
Para lograrlo, durante la legislatura anterior, indultó en particular a los nueve líderes independentistas condenados por sedición y aprobó una reforma del Código penal, aboliendo el delito de sedición y reduciendo las penas por malversación de fondos públicos. Se trataba entonces de atender las demandas de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) para conseguir su apoyo en el Parlament. Sin embargo, los resultados de julio ya no permiten al PSOE contar con el apoyo de ERC, considerado más pragmático y fiable que Junts, y que se ha vuelto imprescindible para la cuestión parlamentaria que quiere resolver.
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