El partido de la extrema derecha española nació del escandaloso antifranquismo de la gente popular. Su presencia en la arena política puede ayudarlos a limpiarse de toda la basura nostálgica. O debilitar gravemente el liderazgo de Pablo Casado
Vox, el partido soberano y populista de extrema derecha de España, regresa de su ajetreado evento Viva 21† Un eco de este evento de Madrid también llegó a Italia gracias a la participación de Giorgia Melonicen compañía de sus hermanos europeos, el portugués André Ventura, líder del partido Chega, y (en videoconferencia) el polaco Jaroslaw Kaczynski, que encabeza el PiS, Ley y Justicia.
El 21 de Viva, Vox, a través del revoltijo de 52 quioscos, uno por cada provincia, celebró la «diversidad» española con el folclorismo extranjero y polvoriento que se practicaba en el franquismo y con el celo de quien quiere montar un museo de tradiciones locales con en vista de un reemplazo étnico organizado por poderes ocultos. Aunque desde el podio el lider de vox† santiago abascal, se basó generosamente en el arsenal populista. Se puede citar, a modo de sinécdoque, una frase por el todo: “Muchas veces el Partido Socialista y el Partido Popular parecen un par de amigos (…). Están a la derecha de Amazonas ya la izquierda de Mariscos. La ideología de unos es menos libertad para todos y las facturas de los demás siempre pagan lo de siempre, las pagas tú, España madrugando, la clase media y trabajadora (…) no conseguir ayuda social para los inmigrantes ilegales. ¿Allí todo? Casi. ¿Extrañaste a Soros? No, también estará en Viva 21: en el stand de la editorial de área Homo legens (que también tiene un libro sobre Giorgia Meloni en el catálogo) puedes encontrar la colección “Soros. Rompiendo España».
Hasta hace unos años en España no había oferta política a la derecha del centroderecha. Y aunque el PP lo fundó el exministro de Propaganda de Franco y durante años se tragó hasta al electorado nostálgico, de lo más profundo casi nunca salió el diputado que se escapaba de la expresión antisemita o el consejero regional con el busto de Franco (o de Hitler) En la oficina. Pero entonces el ex popular Santiago Abascal, que no tolera tanta calma, fundó Vox, el partido que desalienta el sordo descontento de los votantes, el partido que manda a no decir, el partido que no tiene rivales en Twitter y en monedas de apodos, como «cosmopaletos» (es decir, «cosmopolignoranti») y «Carmeida» (falsificación del apellido del alcalde de Madrid y portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, que se mezcla con el del ex izquierdista alcaldesa Manuela Carmena).
Vox puede ayudar al popular a limpiarse de verdad de residuos – Memorable en este sentido es el momento en que Abascal, en el Parlamento, definió el Gobierno de Sánchez como el peor de los últimos ochenta años y el líder del PP, Pablo Casado, lo corrigió diciendo «de los últimos cuarenta», porque allí estuvo Franco primero. Pero Vox también podría debilitar el liderazgo de Casado y arrastrar al PP a la vorágine de las consignas extremistas con quien, aunque digas lo que no pudiste decir, solo terminas diciendo (y haciendo) cosas malas.
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