El Gobierno socialista español aprobó este viernes un decreto que será votado en el Congreso de los Diputados con vistas a la exhumación del dictador fallecido en 1975.
Los socialistas forman una minoría muy minoritaria en esta Cámara, pero podrán contar con el apoyo de la izquierda radical de Podemos, de los separatistas catalanes y de los nacionalistas vascos para la adopción del decreto.
La decisión es divisiva en España, donde el trabajo de la memoria sigue siendo divisivo políticamente.
«Un país que mira al futuro debe estar en paz con su pasado», subrayó en Twitter el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
“Exhumaremos los restos de Franco con todas las garantías y escuchando al resto de grupos parlamentarios. El Gobierno actúa con serenidad para restaurar la dignidad de las víctimas del franquismo y de la democracia”, añadió.
La solución más plausible, según el gobierno, sería trasladar los restos de Franco al sótano familiar cerca de Madrid.
Afirma que en caso de desacuerdo con los descendientes del líder fallecido, se elegirá un lugar para su entierro.
Pedro Sánchez, que llegó al poder el pasado mes de junio, había hecho de esta excavación una de sus prioridades.
Una vez que se retiren los restos de Franco, el gobierno quiere convertir el mausoleo en un lugar de «reconciliación» y «recuerdo».
Franco, vencedor de la Guerra Civil Española (1936-1939) tras un golpe de Estado contra la Segunda República, está enterrado en el “Valle de los Caídos”, situado a 50 kilómetros de Madrid.
Sus oponentes ven su entierro en este mausoleo como un símbolo de división y desprecio hacia los republicanos.
Según una encuesta publicada el viernes por El Mundo, el 40,9% está a favor y el 38,5% en contra.
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