El 4 de agosto de 2020, una explosión masiva, calificada como la tercera más poderosa de la historia, sacudió Beirut y sus suburbios. Unas 2.700 toneladas de nitrato de amonio, almacenadas en un hangar en el puerto, estallaron sin precaución por causas desconocidas, provocando un enorme hongo y una explosión que se escuchó hasta Chipre, a 260 kilómetros de distancia. Murieron 220 personas, más de 6.500 resultaron heridas, 150 de las cuales quedaron discapacitadas permanentemente, y parte de la capital libanesa quedó destruida. Dos años después del desastre, los libaneses aún no han superado su trauma.
De nuestro corresponsal en Beirut,
Los movimientos de miedo y pánico que presenciaron muchos residentes locales cuando algunos de los silos dañados se derrumbaron el domingo 31 de julio demuestran que los libaneses han sido capaces de hacer frente a las secuelas del la explosión del 4 de agosto de 2020. Decenas de personas aún reciben apoyo psicológico, especialmente aquellas que han perdido a un familiar o ser querido.
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Cierto, funcionarios y trabajadores portuarios están siendo encarcelados, pero exministros y diputados, procesados por «negligencia criminal» y protegidos por altos funcionarios del Estado, siguen prófugos.
VIDEO – A dos años de la explosión en el puerto de Beirut, una familia sigue luchando por justicia
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