En Francia, el tema sigue siendo tan delicado como siempre: ¿cómo imagina un programa de caza común de sexta generación destinado a después de Rafale y después de Typhoon? Mientras los desencuentros entre industriales alemanes y españoles por un lado y franceses por otro siguen pareciendo fuertes, Madrid se juega la reconciliación. La idea no es estar de acuerdo con los que en Francia quieren una gestión de proyectos 100% Dassault Aviation, sino trabajar hacia una mejor división del trabajo.. Implícitamente, existe un mundo de la defensa fuertemente caracterizado por la actual guerra que Rusia libra contra la soberanía de Ucrania.
En primer lugar, debe saber que no hay nada más fácil que borrar de un plumazo el engañoso argumento de transferencia de tecnología entre los dos fabricantes de aviones. El hecho de que Dassault Aviation sepa cómo fabricar aviones de combate como el Rafale no significa que Airbus DS no pueda hacerlo. Según las últimas noticias, el Typhoon sigue siendo uno de los mayores competidores internacionales del caza francés. Si el fabricante de aviones europeo era tan malo, ¿por qué su homólogo tricolor debería tener miedo de sus producciones?
En 2022, los ingenieros alemanes y españoles no tienen por qué ser menos buenos que sus colegas franceses.
Y aquí es exactamente donde la idea española, que se dio a conocer públicamente este miércoles 28 de septiembre de 2022, es interesante. Nuestros vecinos están ofreciendo comprar el SCAF en forma de NGF de combate de sexta generación (para el luchador de nueva generación) junto con un avión furtivo pilotado a distancia Loyal Wingman diseñado especialmente para él. Si leemos entre líneas, confiaría el avión a Dassault Aviation y el dron y su sistema de acoplamiento a Airbus Defence & Space. Todo el programa de motorización permanecería sin cambios en la forma de EUMET GmbH.
Ciertamente, a diferencia de los británicos y los suecos, de ninguna manera cierran la puerta a una versión a bordo tan querida por los franceses.
También es una forma de España, accionista de Airbus DS, de desminar en un momento en el que cada vez se habla más de un plan B por parte de Dassault Aviation. Algunos incluso lo llaman Super Rafale. Un nombre que, francamente, recuerda mucho al fracaso del Super Mirage 4000 que ya era fruto de un deseo clodoaldiano de no trabajar en equipo con los europeos en lo que depararía el Panavia Tornado IDS.
¿Conseguirá entonces España unir a alemanes y franceses en un programa que bien podría ser uno de los hitos de la aventura aeronáutica del siglo XXI? El futuro cercano sin duda nos lo dirá. Una cosa es segura, un avión de combate de sexta generación con la firma de Airbus DS y Dassault Aviation sería una gran cara contra la competencia estadounidense y china.
Ilustración © Airbus DS.
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