El danés y el español son los símbolos de una nueva ola talentosa que no le teme a nada.
El 23 de septiembre en Londres, el mundo del tenis lloró amargamente con Roger Federer que guardaron sus raquetas de nieve y estuvo a punto de proyectar una sombra, un estilo, una época. Las lágrimas apenas tuvieron tiempo de secarse en las mejillas de los espectadores o en París, última etapa del Masters 1000, en el tembloroso otoño se sintió la sensación de un cambio de época.
Entre los cuartofinalistas (23 años de media), Novak Djokovic (35 años) fue una excepción (como un top 20 que solo incluye a cuatro personas en la treintena). El premio a la juventud va para los dos más jóvenes del top 100, Carlos Alcaraz y Holger Rune (19 años).
Atrapado en la luz
Una competitividad que superó la prueba del tiempo para agotar récords con sus cabezas coronadas, el tenis había olvidado que podía innovar. En París, Rune desbloqueó a cinco jugadores top 10 (mejores que David Nalbandian en Madrid en 2007 y Jo-Wilfried Tsonga en Montreal en 2014) para posar con los…
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