Crónicas de arena. Tecnología con Bernard Vaudeville

@Michel Trehet

Bernard Vaudeville pertenece a la raza de los grandes ingenieros estructurales, y no sólo por su… ¡impresionante tamaño!

La Nube del Grande Arco, el puente peatonal Simone de Beauvoir, el Estadio de Nanterre, la Fundación Louis Vuitton, la Fundación Luma es él. También la Terminal 2F y la reconstrucción de la Terminal 2E en Roissy…

Entonces, ¿qué motiva a este supertécnico del acero a venir a la playa para construir una obra en arena cuya vida útil –desde el nacimiento hasta la dilución– no superará las cinco horas?

La sorpresa viene primero de su discurso. Habla de su práctica con una humanidad y una modestia inesperadas: hay que pensar en el momento en que el puesto no se puede cubrir; siempre piensas en el colapso de tu trabajo; eres constantemente la antítesis de lo que haces…

Pero tan pronto como llegó con su familia un sábado por la noche en septiembre de 2016, me pidió que viera la tecnología. Imagínese mi sonrisa ligeramente forzada al pensar en los cubos y las palas esperándolo en el garaje. La duda se apodera de mí: ¿había sido lo suficientemente claro? Aquí no hay ordenador, ni excavadora, ni retroexcavadora ni ninguna otra excavadora, ni siquiera hidráulica… sino el esfuerzo – y no sólo creativo o intelectual, sino innegablemente físico – brazos, músculos, espalda, manos…!! !

De verdad, ¿cómo me atrevo?

Bernardo Vaudeville
Bernard Vaudeville @Michel Trehet

Entiéndelo: estamos en 2016, la historia de Archisable existe los fines de semana, contada por algunos amables columnistas locales que se divierten a pesar de mis vehementes protestas, arquitectos parisinos que vienen a la playa a hacer castillos, cuando no eran pasteles de arena…

Bernard Vaudeville es uno de estos quince primeros, junto con Dominique Jakob y Brendan MacFarlane, Frank Hammoutène y Corinne Vezzoni, que gentilmente –esa es exactamente la palabra correcta, gracia– han venido a donar su tiempo y sus nombres a un proyecto un tanto loco. Nunca podré decirlo lo suficiente…

Ciertamente no se trataba de decepcionarlo, así que lo senté con la idea comprobada de que una buena cena y un buen vino resuelven todas las situaciones. Alrededor de medianoche fuimos, relajados, a la playa como habíamos prometido, sólo para mostrarle el paisaje, el mar… y la arena.

A modo de higrómetro cogió un palo y lo clavó en la arena en varios lugares. Seco, húmedo, mojado. No hay duda. Ni una palabra. Como una cámara que escanea un lugar, respiró los elementos y recordó el viento, la espuma, las olas y el polvo áspero de la arena.

Silencioso y vagamente preocupado, esperaba con ansias sus reacciones. Una larga vista panorámica. Eso fue todo. Agarrar y comprender el terreno ocurrió físicamente, a través de los ojos, a través de la nariz, a través de la piel, una confrontación viva. La humedad, friabilidad, intensidad y respiración del lugar dictarían su intervención. Nada de su proyecto fue premeditado ante este contacto nocturno entre cielo, mar y arena. Quince minutos, no más. La señal de regresar fue la señal de acuerdo.

Una noche de sueño hizo el resto. El proyecto estaba en el limbo. Pero él nació.

Por la mañana eligió una cuerda, dos cubos, dos palas, cuatro tablas de madera. Ni rastro de vacilación. Hacia la playa.

Que el esfuerzo físico sea central en la intervención es una realidad que algunos querían evitar, pero negándose a sí mismos un combate cuerpo a cuerpo sin precedentes y casi mítico con los elementos. La de Bernard Vaudeville fue muy espectacular.

Crónica de arena
@Michel Trehet

Se dibujaron dos grandes círculos perfectos de idéntico tamaño, separados por diez metros, conectados por dos caminos. La arena del primero se extrajo cubo tras cubo hasta una profundidad de quince centímetros y se arrojó a granel en el segundo círculo, creando un caos en el que se cavó una red de caminos. Negativo positivo. El mar primero se apoderó del círculo vacío, jugando avivamientos y remolinos, y luego invadió el segundo círculo siguiendo los caminos trazados.

Un proyecto no es un elemento sobre el suelo, me dice, todo cuenta, el viento, la tierra, el sol, la lluvia, los materiales. No sólo hacemos geometría. Aquí nos enfrentamos a mmimis elementos, pero sin las normas, de forma directa. Es un llamado al orden en esta situación arquitectónica que muchas veces se olvida. «.

Bernardo Vaudeville
@Michel Trehet

Tina Bloch

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Flavio Lizana

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