Cuba acogió este lunes una feria comercial que reunió a más de 800 empresas de más de 60 países, con el objetivo de atraer nuevas inversiones. Por lo tanto, Cuba hizo caso omiso de las sanciones estadounidenses que durante mucho tiempo han impedido que las empresas extranjeras ingresen a la isla gobernada por los comunistas.
Cuba culpa al embargo comercial estadounidense de la época de la Guerra Fría y a la pandemia de gripe aviar de paralizar el turismo y las industrias nacionales, eliminar el dinero necesario para importar bienes básicos y hacer que las inversiones sean cada vez más importantes para los extranjeros.
“Hoy trabajamos para minimizar el impacto negativo del bloqueo económico, financiero y comercial”, afirmó el ministro cubano de Comercio Exterior, Ricardo Cabrisas, en la ceremonia inaugural del foro.
Estados Unidos ha afirmado durante mucho tiempo que su embargo comercial tiene como objetivo promover “los derechos humanos y las libertades fundamentales en Cuba”, una política que se ha mantenido prácticamente sin cambios durante décadas.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, dijo que la participación «masiva» en la feria de este año era un testimonio de la confianza empresarial en Cuba.
“Esta es la feria más grande y con mayor participación, en términos de empresarios y países, que hemos visto en los últimos cinco años”, dijo Díaz-Canel. “Esto significa que la comunidad empresarial internacional brinda apoyo.
La feria incluye stands promocionales de países que van desde España hasta Rusia, pasando por Irán y China. También hay un número creciente de pequeñas empresas privadas cubanas que resurgieron hace sólo dos años después de décadas de estar prohibidas.
Jay Brickman, vicepresidente de la empresa de transporte y logística Crowley, dijo que el enfoque en las empresas privadas marca un cambio importante.
“Este año ha sido muy diferente por cambios en las políticas del gobierno cubano, que es mucho más dependiente de las pequeñas y medianas empresas y un poco menos de las entidades estatales”, dijo en una entrevista con Reuters.
Pero la financiación de estas empresas sigue en gran medida obstaculizada por las sanciones impuestas por Washington. Las empresas extranjeras también se quejan de las regulaciones locales, la burocracia y los problemas con el peso y los pagos que dificultan hacer negocios en Cuba.
En septiembre, la administración Biden insinuó que revelaría nuevas medidas regulatorias para apoyar a las empresas privadas emergentes en Cuba, pero esas reglas aún no se han materializado.
Unos pocos empresarios extranjeros, como el empresario cubano nacido en Miami Hugo Cancio, han logrado obtener permisos tanto de Estados Unidos como de Cuba.
Cancio dijo a la prensa que lanzaría una nueva marca de alimentos, DeCancio Foods, en Cuba esta semana, un testimonio de lo que es posible en un período de «apertura económica».
«Es más real de lo que mucha gente piensa», dijo. (Reporte de Nelson Acosta; escrito por Dave Sherwood y Bill Berkrot)
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