Elecciones en España: la cuestión del agua que gotea

En la tierra de Don Quijote, la marisma de las Tablas de Daimiel se está «desapareciendo», denuncia Hugo Abad Frías, el ecologista de 23 años que se presenta a las elecciones parlamentarias del domingo, que lamenta la falta de propuestas en el crucial tema del agua en España.

Desde el muelle de este parque nacional el recorrido ya no comienza en barco, sino a pie, las marismas están secas por el riego intensivo de las tierras agrícolas aledañas, y las escasas precipitaciones en este país en los primeros albergues de la crisis climática. en Europa

Apenas graduado en la universidad, donde coorganizó las primeras huelgas estudiantiles por el clima en España, Hugo Abad Frías encabeza ahora la nómina de la coalición de izquierda radical Sumar, en la provincia de Ciudad Real (centro), donde se ubican las Tablas de Daimiel.

Aumento de los escépticos del clima

Miembro del pequeño movimiento ecologista Verdes Equo, ha dejado claros sus temores de que llegue al poder el partido de extrema derecha Vox, con sus promesas de acabar con el «fanatismo climático» y el Acuerdo de París al paso. elecciones y necesitan su apoyo. “Quieren llevarnos a un callejón sin salida de agua prometedora cuando no quede nada”, dice.

En los últimos meses, marcados por una sequía histórica y una aceleración de los efectos del calentamiento global, el problema de la falta de agua ha cobrado cada vez más importancia en España, donde ha estallado una polémica en torno al parque natural andaluz de Doñana, también amenazado por la agricultura intensiva. . «Una primicia» en el país, donde el problema ambiental lleva mucho tiempo fuera del debate político y que no cuenta con un gran partido verde, destaca la politóloga Cristina Monge.

«Reflexión transversal»

Según este especialista en política medioambiental de la Universidad de Zaragoza, el tablero se divide ahora en dos bloques en este tema. El Partido Socialista y Sumar, que forman el Gobierno saliente y ahora ven el cambio climático como «una prioridad», y los conservadores, que plantean principalmente la construcción de nuevas infraestructuras, sin «una reflexión transversal» sobre el uso del agua y el calentamiento global, explica.

En la extrema derecha, Vox, que ha hecho del voto rural una prioridad, por su parte propone «una política negacionista», defendiendo prácticas agrícolas «insostenibles, como el regadío intensivo en Doñana o Daimiel», añade la universidad.

“Solo el 6% de la superficie de las Marismas de Daimiel está actualmente bajo el agua” gracias a un trasvase de agua del río Tajo, a más de 80 kilómetros, y al bombeo de las aguas subterráneas sobreexplotadas, explica Hugo Abad Frías. En medio de una ola de calor, los puentes ya no cruzan las vías fluviales que normalmente alimentan los pantanos, sino hierba alta sobre suelo agrietado. Y las aves son raras, a pesar de que el área alguna vez albergó a más de 2,000 especies, dicen los científicos. En un manifiesto publicado en primavera, 500 expertos denunciaron «un bombeo desproporcionado del nivel freático» para la agricultura.

«Pozos ilegales»

“El humedal ha sido destruido por el modelo agroindustrial intensivo ‘exportador’, pilar de la economía española, ‘y por el robo de agua a través de pozos ilegales’, dijo Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace en España.

El agricultor local Isidro Díaz Del Campo, de 47 años, responde que trabajan «mucho más» de forma legal que ilegal y destaca la instalación de un goteo para regar sus pistachos y sus olivos. Pero admite que, como otros agricultores, multiplicó las áreas que antes cultivaba su padre y, en consecuencia, aumentó el bombeo para riego.

Cuando la izquierda de Hugo Abad Frías propone «una moratoria al riego intensivo», más vigilancia para «abolir» los pozos ilegales y «apoyo a los agricultores para que se pasen a la agroecología», el campesino se ríe a carcajadas.

“No sé qué van a comer en Sumar… hay que pensar en el medio ambiente pero también en la supervivencia de los campesinos. Aquí, 200.000 personas dependen directa o indirectamente de la agricultura”, dice, refiriéndose a las muchas plantas de procesamiento de la zona.

Quiere una infraestructura capaz de abastecer de agua a regiones más al norte, en España o incluso en Europa, pero también víctimas del aumento de las sequías. Como sugiere la derecha y la extrema derecha, entre las que se balancea su corazón.

Alarico Orozco

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