Calificado para «totalitario» por la derecha y la extrema derecha, acusándolo de «reabrir las heridas» de la guerra civil y«sociedad adoctrinadora», juez » cobarde por Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), el nuevo proyecto de ley de memoria democrática, elaborado por el Gobierno de España, fue defendido en la tribuna del parlamento el jueves 14 de octubre por el consejero de Presidencia, Félix Bolaños. “La memoria es una política de Estado, lanzó. Todas las fuerzas políticas deben entender que condenar la dictadura y honrar a sus víctimas no es una ideología, sino justicia y democracia. †
Tras rechazar las enmiendas presentadas por Partido Popular (PP, derecha), Vox (extrema derecha) y ERC, el texto, que pide especialmente la derogación de la ley de amnistía de 1977, seguirá su camino legislativo. Pero los tormentosos debates del jueves presagian las tensiones que surgirán sobre el tema todavía muy sensible de la herencia de Franco en España.
Este proyecto de ley pretende «corregir deficiencias» del texto aprobado en 2007 bajo José Luis Rodríguez Zapatero. Esta es una promesa del jefe del gobierno de izquierda, el socialista Pedro Sánchez, quien ya llevó a cabo la excavación de Franco fuera de su monumento mausoleo en el Valle de los Caídos en octubre de 2019.
Creación de un banco de ADN
La nueva ley, que podría aprobarse a principios de 2022, supondría un importante paso adelante en el reconocimiento de las víctimas republicanas de la Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura. El Estado se encargaría de buscar e identificar a miles de personas desaparecidas que fueron arrojadas a fosas comunes. En la ley de 2007, estas tareas se encomendaron a las asociaciones de memoria, a través de un sistema de subvenciones, que se redujo a cero bajo el gobierno de Mariano Rajoy (PP). El texto también establece que el gobierno debe identificar a las víctimas, establecer un banco de ADN y facilitar la apertura de archivos. Todas las sentencias de los tribunales especiales de Franco serían declaradas «nulas de pleno derecho» y una fiscalía especializada en derechos humanos y “memoria democrática” garantizaría «el derecho a la verdad»†
La apología de la dictadura sería «contrario al interés público», lo que permitiría cerrar estructuras como la Fundación Nacional Francisco Franco, que en Madrid defiende el legado del dictador en sus publicaciones y conferencias. La represión franquista y la defensa de los valores democráticos se incorporarían a los planes de estudios escolares.
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