En octubre de 2019, España trasladó el ataúd de Francisco Franco desde su mausoleo en el Valle de los Caídos («el Valle de los Caídos»), una enorme basílica construida para su gloria por miles de presos políticos y que contiene los huesos de más de 33.000 víctimas de ambos. bandos de la Guerra Civil, a un pequeño cementerio municipal. “El homenaje público al dictador fue más que un anacronismo o una anomalía, fue un insulto a la democracia española”. declaró el jefe del Ejecutivo, el socialista Pedro Sánchez, decidido a curar las heridas del reino, heredado de cuarenta años de dictadura. En lugar de detenerse ahí, tres años después, el gobierno español sigue avanzando en su política de restauración de la memoria de las víctimas de la Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura.
Tras una ajustada votación -166 votos a favor, 153 en contra y 14 abstenciones- marcada por una animada polémica, el Parlamento español aprobó el jueves 14 de julio el proyecto de ley de «memoria democrática», una nueva ley conmemorativa que agudiza la condena al franquismo. Tras una última aprobación en el Senado, sustituirá a la ley de «memoria histórica», aprobada en 2007 por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, llenando algunas lagunas.
Mientras que la ley de 2007 establecía: «ilegal» las cortes franquistas, el nuevo texto proclama el régimen instaurado por Franco «ilegal» y revoca todas las sentencias impuestas por sus tribunales por delitos políticos o de conciencia. Al responsabilizar al Estado de la búsqueda, identificación y exhumación de los restos de los desaparecidos de la guerra civil y la dictadura, prevé la elaboración de una lista de víctimas, un mapa nacional de fosas comunes o banco centralizado de ADN y la desarrollo de planes plurianuales para acelerar la apertura de fosas comunes.
Aún no se ha llegado a un consenso
La ley reconoce públicamente el papel de la mujer en la lucha contra el franquismo, la «represión» Lenguas autonómicas catalana, vasca y gallega y la «derecho a la verdad» Víctimas republicanas. Elimina treinta y tres títulos nobiliarios otorgados por el dictador a los allegados más cercanos al régimen entre 1948 y 1978, comenzando por el «Ducado de Franco», castiga la exaltación del franquismo, y cambio la Ley del Servicio Civil para garantizar el acceso a los archivos estatales. También impone el estudio de la represión franquista en los currículos escolares.
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