El movimiento de protesta iniciado en España el 14 de noviembre por la Plataforma por la Defensa del Transporte acabó en una noche: al día siguiente, la falta de movilización obligó a esta patronal a suspender lo que había anunciado como una «huelga ilimitada», amenazando el tráfico de mercancías en todas partes con paralizar el país.
Los representantes de la Plataforma han querido protestar así por las reiteradas infracciones de la ley que prohíbe trabajar a pérdida, que fue aprobada simultáneamente el pasado mes de agosto como apoyo directo excepcional de 450 millones de euros para el mantenimiento y compra de nuevos vehículos.
En un comunicado de prensa, la Plataforma se desacredita acusando al gobierno ya los principales medios españoles de «desacreditar deliberadamente y en la medida de lo posible las movilizaciones anunciadas».
Una forma un tanto cruda de justificar la muy débil resonancia de esta convocatoria de huelga entre los profesionales. Por ejemplo, en la región de Castilla y León, una de las más visitadas por camiones en el centro de la Península Ibérica, el tráfico se redujo sólo un 1,42%, sin impacto en la actividad de carga. Varios factores explican esta desmovilización.
Estrategias variadas
En primer lugar, el movimiento estaba lejos de ser unánime dentro de la profesión, ni mucho menos: las tres principales organizaciones empresariales del sector (Fenadismer, ASTIC y CETM) se han negado a respaldar esta huelga.
Además, la Plataforma de Defensa del Transporte -que se niega a revelar el número de sus miembros- agrupa principalmente a pymes y ZMO (el 50% de sus transportistas tienen un solo camión), lo que dificulta aún más una gran acción conjunta.
Sin embargo, esto no pudo evitar que el circuito de distribución quedara prácticamente paralizado el pasado mes de marzo durante un corte de ruta que acababa de poner en marcha la Plataforma, pero al que se había sumado entonces la Confederación Nacional de Transporte de Mercancías (CNTM).
Esto obligó al gobierno español a acordar una subvención de 20 céntimos por kilómetro (con efecto inmediato) y publicar el texto de lucha contra el trabajo deficitario.
La proximidad del «Viernes Negro»
La falta de voluntad de los transportistas para participar en un movimiento de protesta hoy finalmente se explica por la proximidad del «Viernes Negro». Periodo en el que los transportistas y cargadores aportan hasta el 25% de su facturación anual.
Según un informe de la OBS Business School, un bloqueo idéntico al de marzo pasado podría causar pérdidas de hasta $600 millones por día. Un riesgo visiblemente muy desalentador.
Francisco Mateo
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