Pedro Sánchez, aclamado durante mucho tiempo en el parlamento, fue reelegido jefe de España, incluso cuando los españoles siguen profundamente divididos sobre la ley de amnistía.
El Parlamento ha vuelto a nombrar a Pedro Sánchez como jefe de España, un país profundamente dividido por la decisión del primer ministro de conceder una ley de amnistía a los separatistas catalanes a cambio de su apoyo.
El socialista, en el poder desde 2018, obtuvo los votos de 179 diputados tras dos días de tensos debates, una cifra superior a la mayoría absoluta de 176.
Este voto de confianza pone fin a casi cuatro meses de bloqueo político y permitirá a Pedro Sánchez formar un nuevo gobierno con sus aliados de la coalición de extrema izquierda Sumar.
El primer ministro, que quedó segundo en las elecciones de julio detrás de su rival conservador Alberto Núñez Feijoo, ha tenido que negociar en todas direcciones en las últimas semanas para conseguir el apoyo a su renovación de varios grupos regionalistas, cuyos votos son cruciales en un parlamento muy fragmentado.
En particular, tuvo que convencer al partido del separatista catalán Carles Puigdemont, líder del intento de secesión de Cataluña en 2017, que huyó a Bélgica hace seis años para escapar de los procesos judiciales en su contra.
Carles Puigdemont, tras intensas negociaciones, aceptó apoyar a Pedro Sánchez y obtuvo, a cambio de los votos de los siete diputados de su partido, la inminente aprobación de una ley de amnistía para cientos de separatistas procesados por los tribunales.
Una medida que le permite regresar a España.
“Cerrar las heridas”
Al exponer ante los diputados las prioridades de su nuevo mandato, claramente marcado en la izquierda con numerosas promesas sociales, Pedro Sánchez defendió el miércoles la necesidad y constitucionalidad de esta amnistía, a la que sin embargo se opuso en el pasado.
Esta medida permitirá «curar las heridas» abiertas por la crisis de 2017, afirmó el presidente del Gobierno, asegurando que quería «garantizar la unidad de España a través del diálogo y el perdón».
El Partido Popular (PP) de Alberto Núñez Feijóo acusa al socialista de ceder con el único objetivo de mantenerse en el poder y plantea el riesgo de que España se encuentre en el punto de mira de la UE, como Hungría o Polonia, si consecuencia del ataque a la Estado de derecho que supone esta medida, según él.
Esta amnistía, rechazada por la mayoría de los españoles según varias encuestas de opinión, sacó el domingo a cientos de miles de personas a las calles invitadas por el PP. Está prevista una nueva movilización en Madrid el sábado.
Nuevas escaramuzas
Las manifestaciones diarias de la extrema derecha frente a la sede del Partido Socialista en Madrid también han degenerado periódicamente desde la semana pasada.
El miércoles por la tarde, según la prefectura, otras 15 personas fueron arrestadas por alterar el orden público tras nuevos enfrentamientos con la policía.
Debido a estas tensiones, más de 1.600 agentes de policía fueron desplegados nuevamente el jueves alrededor del Parlamento, que estaba completamente acordonado por la policía desde el miércoles. Un sistema equivalente al de un partido de fútbol catalogado como de alto riesgo.
En este contexto, Pedro Sánchez llamó a la oposición a no «aprovechar esta situación incendiando las calles».
Mertxe Aizpurua, representante de Bildu, advirtió que el voto positivo de su partido, al que se considera heredero del escaparate político de la organización separatista vasca ETA, es una señal de que la heterogénea mayoría que apoya al socialista será inestable. «un cheque en blanco».
«Lamentablemente, el Gobierno tendrá que renovarse mes tras mes» en función de los intereses de los distintos partidos que lo apoyan, denunció Feijoo, según el cual Pedro Sánchez en realidad no tendrá «el control» del Ejecutivo.
** «Aunque acabó en segundo lugar en las elecciones, Pedro Sánchez vuelve a demostrar su capacidad para resurgir de las cenizas y forjar grandes alianzas para volver a ser presidente del Gobierno. Sánchez es un experto en equilibrio político. Esta será su segunda minoría». Gobierno, pero sus pactos con los separatistas catalanes y la lucha en las calles contra la futura ley de amnistía indican una legislatura extremadamente complicada.
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El gobierno de Sánchez nació con una Espada de Damocles sobre su cabeza. Los separatistas catalanes ya han advertido que lo abandonarán si no cumple su promesa de devolver a Carles Puigdemont y otros activistas catalanes a España. No será fácil, pero Pedro Sánchez ha demostrado a lo largo de los años que sabe cómo recuperarse».explica nuestro corresponsal en Madrid Jaime Velázquez.
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