VARSOVIA: En el este de Ucrania, una escuela en la ciudad industrial de Kostiantynivka, cerca de la línea del frente, resultó dañada por un bombardeo, pero un puñado de estudiantes todavía toma clases en línea.

Los hijos de «siete familias siguen ahí (…) a pesar de lo que está pasando», explica su maestra, Svitlana Dotsenko, que se refugió con su hijo en Odessa (sur), a orillas del Mar Negro, para escapar las batallas diarias, y quien brinda educación a distancia.

Impartir clases casi 17 meses después del inicio de la invasión rusa ha llevado al límite a los profesores, al igual que a los alumnos, que perseveran a pesar de las dificultades.

Al igual que la Sra. Dotsenko, 1000 maestros ucranianos participaron en un curso de capacitación en Varsovia, la capital polaca, diseñado para capacitarlos en los aspectos específicos de la enseñanza en tiempos de guerra.

Según Svitlana Dotsenko, que enseña inglés, no se garantiza la asistencia a clases.

A veces, los estudiantes faltan porque el acceso a Internet es inestable en Kostiantynivka, a solo treinta kilómetros de Bakhmout, escenario de feroces combates en el este.

Con la misma frecuencia, su ausencia de las clases en línea está relacionada con el estrés de la guerra, un problema con el que la maestra de 45 años está aprendiendo a lidiar.

«Por lo general, los niños se encierran. No encienden la cámara ni el micrófono», dice Ganna Skydane, de 41 años, quien también participa en la capacitación en Varsovia.

Algunos participan en clase, pero «hay quienes han tenido algo de estrés y no quieren presentarse para ponerse en contacto», agrega.

Doble educación

La ciudad natal de Ganna Skydane, Tokmak, en el sureste de Ucrania, fue capturada por las fuerzas rusas a principios de la guerra, y poco después huyó del país a Lviv, en el oeste.

En las áreas controladas por Moscú, decenas de miles de niños continúan su educación ucraniana en línea, anunció el Ministerio de Educación el año pasado.

A veces tienen educación rusa y ucraniana, explica la Sra. Skydane, quien también continúa enseñando de forma remota.

«Van a las escuelas rusas y luego vienen a nuestras clases. Es porque los padres tienen miedo de que les quiten a sus hijos», agregó.

En la región de Kharkiv, en el noreste del país, las autoridades autorizaron la reanudación de la educación presencial a principios de julio.

Sin embargo, según el gobernador regional Oleg Sinegoubov, las escuelas solo podrán reabrir si tienen «refugio suficiente» en caso de un ataque aéreo.

A pesar de lo impredecible del conflicto, muchos estudiantes se mantuvieron enfocados e incluso mostraron más interés en su educación, según sus maestros.

ayudando a los maestros

Esta nueva actitud se nota en el aula virtual de Svitlana Dotsenko.

“Algunos niños incluso mejoraron sus estudios, prestaron más atención a su aprendizaje y se volvieron más activos”, explica. «Tal vez se dieron cuenta de la importancia de estas cosas».

Pero a veces son los maestros quienes necesitan apoyo.

«Es extremadamente difícil», dice Natalia Selivanova, que tenía solo ocho meses de antigüedad profesional cuando estalló la guerra.

Esta joven maestra de 27 años toma el ejemplo de sus alumnos para seguir trabajando.

Ayudar a los profesores fue el objetivo de la formación organizada por el British Council en Varsovia, que les enseña a crear una sensación de seguridad en el aula y a centrarse en los aspectos positivos, dice la formadora Lioudmyla Klymenko.

Los docentes deben «principalmente ayudarse a sí mismos (…) y también ayudar a los niños a sobrellevar estas condiciones», explica esta mujer de 68 años.

Las trágicas noticias del frente son permanentes y la formación debe garantizar que “este trauma que han sufrido no deje marcas tan pesadas para el futuro”.