En la década de 1990, el yacimiento de fósiles del Cretácico de Laño, situado en el límite de las provincias de Burgos y Álava, en el noroeste de España, arrojó un notable ejemplar de sinsacro, un hueso hueco común en dinosaurios y aves. Un equipo internacional de investigadores, entre ellos Delphine Angst de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, y Eric Buffetaut, de la ENS, acaba de identificar a qué especie pertenece.
El sinsacro encontrado en Laño se remonta a hace 72 millones de años. Este hueso, compuesto por varias vértebras soldadas entre sí sobre las que se colocan los elementos de la pelvis, proporciona un refugio resistente a los órganos abdominales. Para identificarlo, los investigadores lo compararon con varios huesos procedentes de yacimientos de la misma época. Huesos similares de Aude, Hérault y Var permitieron atribuir la existencia del hueso de Laño Gargantuavis philoinos, “Pájaro Gargantúa”.
Para Eric Buffetaut, la enorme naturaleza de Gargantuavis philoinos que recuerda a los Moas de Nueva Zelanda. Estas aves herbívoras, que pueden crecer hasta 3,6 metros de altura, desaparecieron hacia el 1300 d.C. con la llegada de los maoríes a las grandes islas del sur. En Nueva Zelanda su único depredador era un águila gigante. Podemos estar seguros de que el pájaro Gargantúa tuvo muchos de ellos en la Isla Ibero-Armoricana, que en el Cretácico comprendía la Península Ibérica y el sur de la actual Francia. Esto no parece haber impedido que la especie prosperara, ya que la distribución geográfica de los fósiles sugiere que la especie era endémica de esta gran isla.
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