Marruecos y España entraron en una nueva etapa en sus relaciones el 7 de abril, cuando Pedro Sánchez se reunió con el rey Mohamed VI en Rabat. La nueva hoja de ruta para las relaciones hispano-marroquíes ha reactivado el grupo de trabajo encargado de la delimitación de los espacios marítimos en la costa atlántica, la «normalización de la circulación de personas y mercancías», la reactivación de la cooperación económica, migratoria o cultural entre ambos países y la realización de la XIIᵉ reunión de alto nivel.

Cinco meses después, los resultados son mixtos. Las relaciones y la cooperación entre los dos países se han restablecido en todos los niveles. Se reabrieron las fronteras de Sebta y Melilla y se organizó la Operación Marhaba tras dos años de cancelación. Asimismo, se ha reactivado la cooperación en materia migratoria y policial, lo que ha ayudado a reducir los flujos migratorios. Sin embargo, quedan por resolver dos cuestiones sensibles: la demarcación de las aguas territoriales y la instalación de aduanas comerciales en Sebta y Melilla.

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Además, una nueva crisis migratoria ha sacudido la nueva relación entre ambos países. Según fuentes oficiales marroquíes, las fuerzas de seguridad marroquíes impidieron un ataque de 1.500 inmigrantes subsaharianos cerca de la frontera de Melilla el 24 de junio, en el que murieron 23. Marruecos también teme que Alberto Núñez Feijóo, el líder del Partido Popular (PP), anunciado en Moncloa en sustitución de Pedro Sánchez, reconsidere la postura de España sobre el Sáhara.

El director de la Policía Nacional española, Francisco Pardo Piqueras, y el director general de Seguridad Nacional y Vigilancia Territorial (DGST), Abdellatif Hamouchi, se han reunido este miércoles en Rabat. Los dos funcionarios discutieron ocasionalmente temas relacionados con la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico, la inmigración, la cooperación migratoria y la preparación de la reunión de alto nivel.