“En el proyecto de constitución, Chile se define como un estado social y descentralizado”

Publicado el 3 de septiembre. 2022, 10:01 a. m.

La nueva constitución sometida a votación de los chilenos el domingo ha generado muchas críticas. ¿Es un texto bueno o malo constitucionalmente?

Es un texto adaptado para iniciar un nuevo ciclo político en Chile. Es mejor que el texto actual y permite integrar los cambios sociales, políticos y culturales del país en los últimos años. Eventualmente será necesario corregir varios aspectos del texto, ya que el proceso de creación fue muy rápido y con mucha complejidad. Pero entre «bueno» y «malo» es bueno.

¿Cuáles son los principales puntos de contraste con la Constitución actual?

El texto actual contiene la idea de un estado subsidiario donde el motor de la sociedad, y de la gestión de todos los derechos y propiedades, sea el sector privado. En la constitución propuesta, Chile se define a sí mismo como un estado social. Si bien reconoce las libertades personales y económicas, impone una lógica de redistribución para corregir las desigualdades sociales. El texto también ancla un estado común, con reglas.

Posteriormente, el nuevo texto establece un estado regional, y por lo tanto altamente descentralizado, política, financiera y administrativamente. El texto actual, por otro lado, consagra un estado unitario, altamente centralizado en torno al presidente como jefe de estado, gobierno y administración. El proyecto establece un estado plurinacional, que reconoce a las diferentes naciones y pueblos, mientras que el texto actual no contiene ninguna norma sobre pueblos indígenas.

También establece una nueva relación entre las libertades económicas, la naturaleza y los derechos de los trabajadores, mientras que el texto actual antepone la libertad empresarial. El texto también brinda herramientas de democracia participativa, mientras que la Constitución actual está 100% enfocada a la democracia representativa. Finalmente, el hiperpresidencialismo se suaviza.

De todos estos puntos, ¿cuáles cristalizan el rechazo en la opinión pública?

Veo tres críticas principales que motivan el rechazo del texto. Me parece que el concepto de plurinacionalidad fue el elemento simbólico en la medida en que los partidarios del «Rechazo» (rechazo) creen que esto crearía múltiples estados dentro del estado. El segundo punto es la idea de un estado regional que creen que desintegraría el estado. El tercer argumento tiene que ver con el sistema político, por la sustitución del Senado por una cámara regional que tendría sólo facultades de escrutinio, y esto implica un fortalecimiento de la Cámara de Diputados.

Muchos critican un texto «maximalista». ¿En qué puntos debería haber sido más “minimalista”?

Si por maximalista entendemos regulación sobre muchos temas, entonces eso es maximalista. Si con eso queremos decir que no permite que gobiernen diferentes fuerzas políticas, no lo es. Sí, ha habido una tendencia, en la convención constitucional, a anular las diversas demandas sociales en la constitución. En ese sentido, el texto corresponde a la calificación de un maximalista. Esto es muy característico de los procesos constituyentes latinoamericanos, donde cuando los gobiernos no integran adecuadamente las demandas, aparecen los votantes y las demandas ciudadanas se traducen al texto constitucional. Me parece que una serie de temas podrían haber sido regulados por ley, pero que hubiéramos preferido incluirlos en el texto constitucional.

¿Con qué constituciones del mundo es comparable?

La propuesta se basa en varias ideas que han estado en las constituciones europeas durante mucho tiempo. La idea de un estado social es específica de los países europeos y también de la constitución colombiana. El presidencialismo es específico de los estados latinoamericanos, en este punto el texto es poco innovador. La idea de un estado regional es similar a lo que existe en España, Italia y también Colombia.

El de un estado plurinacional recuerda al de Bolivia o Ecuador. La idea de un modelo equilibrado entre naturaleza, libertad de empresa y propiedad caracteriza el constitucionalismo europeo de la última década, con Suiza promulgando una regla de equilibrio entre naturaleza y desarrollo, o Francia, modificando su constitución en su reforma de 2005 para adoptar una carta medioambiental. El tema de la democracia participativa ha estado en el centro del debate europeo durante los últimos treinta años para determinar cómo mejorar la democracia representativa frente a las crisis de todas las democracias occidentales.

Alarico Orozco

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