Publicado el 15 de noviembre. 2022 a las 16:56
Madrid da un paso más hacia la reconciliación con los separatistas catalanes. El jefe del gobierno de izquierdas de España, Pedro Sánchez, anunció la semana pasada la revisión del código penal para acabar con el delito de sedición y revisar el alcance de las penas.
Una decisión aparentemente técnica que generó polémica, porque en realidad debería favorecer a los líderes del movimiento secesionista que fueron fuertemente condenados, precisamente por sedición, tras la efímera proclamación de la independencia de Cataluña en 2017. Es este el segundo gesto en esta dirección. de Madrid, tras los indultos concedidos a los líderes encarcelados en junio de 2020.
«Vamos a presentar una iniciativa legislativa para reformar el delito de sedición y sustituirlo por uno que sea más o menos equiparable al de otras democracias europeas, como Alemania, Francia, Italia, Bélgica o Suiza», ha dicho Pedro. Sánchez. Según él, la nueva fórmula de «desorden público agravado» debería castigarse con penas similares a las de los países de nuestro entorno, del orden de los cinco años de media en lugar de los 15 años por sedición en la España actual.
Fácil aprobación
Es una armonización simple, explica el gabinete. Pero su anuncio causó sorpresa e incomprensión, en un país todavía muy marcado por el desgarro del intento de secesión catalán de 2017. Ha sido denunciado por la oposición como una concesión oportunista a los separatistas catalanes, que se convertirán en aliados parlamentarios indispensables para el gobierno. . durante la votación sobre el presupuesto de 2023.
«Sánchez está destrozando el código penal a la medida de los condenados por sedición», protesta Inés Arrimadas, la líder de los Liberales de Ciudadanos, mientras que la portavoz del Partido Popular (derecha), Cuca Gamarra, dictaminó que el líder socialista fue «pagado sus deudas con los que lo mantienen en el poder”.
El malestar también se hace patente entre ciertos dirigentes autonómicos del Partido Socialista de Sánchez (PSOE), a los que les preocupa una deriva desenfrenada, incluida la posible reforma del delito de abuso de bienes sociales. Pero en el entorno de Pedro Sánchez intentamos apaciguar la paz defendiendo un nuevo paso hacia la relajación. Renunciar al delito de sedición, que no existe como tal en los países vecinos, simplificará la cooperación judicial internacional, estamos seguros, y debería facilitar la aplicación de las órdenes europeas de extradición, que han sido rechazadas en reiteradas ocasiones. , en Alemania y en Bélgica, en el caso del expresidente catalán Carles Puigdemont.
Duramente criticado por la vieja guardia socialista
La jugada de Pedro Sánchez, que ha sido duramente criticada por la vieja guardia del PSOE, va en la línea que lleva trazada desde que llegó al poder en 2018. Optó por contactar a los separatistas catalanes en el poder en Barcelona para explorar lazos con una región que representa casi el 20% del PIB de España y una cuarta parte de las exportaciones del país. Encontró en su planteamiento la escucha de los separatistas de izquierdas de ERC, defensores de una salida de la crisis a través del diálogo, frente a los cercanos a Carles Puigdemont que querían mantener viva la llama del conflicto con Madrid.
Esta estrategia de relajación también es bien recibida por los círculos económicos catalanes, que apuestan por la estabilidad política para fomentar la inversión y reactivar el dinamismo de la región. A quienes le acusan de oportunismo o improvisación, Pedro Sánchez recuerda que heredó el conflicto mal gestionado por el Gobierno anterior, el del conservador Mariano Rajoy.
Y también apunta que Cataluña ha ganado tranquilidad social y visibilidad económica con este camino pragmático. Con el anuncio en las últimas semanas de importantes inversiones por parte de Volkswagen en el recinto de Seat en Barcelona, o la instalación por parte de Cisco de su primer centro de diseño de microchips en Europa.
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