Según las proyecciones del Centro Internacional para el Desarrollo de Políticas Migratorias (ICMPD), los estados miembros de la UE deberían estar preparados para albergar hasta cuatro millones de refugiados ucranianos adicionales para 2023.

Estas proyecciones se incluyen en el informe de perspectivas de migración de 2023 publicado por ICMPD miércoles (18 de enero).

Alrededor de 4,9 millones de ucranianos se han registrado bajo el esquema de protección temporal de la UE o esquemas similares en otros países europeos luego de la invasión rusa de Ucrania que comenzó en febrero de 2022.

El ICMPD, un grupo de expertos sobre migración, estima que otros cuatro millones de ucranianos podrían llegar a territorio de la UE este año, ya que 18 millones de ciudadanos ucranianos necesitan asistencia humanitaria urgente.

No sorprende, por tanto, que los Gobiernos de Suecia y España, que ejercerán este año las Presidencias rotatorias del Consejo de la UE, hayan priorizado la gestión de los flujos migratorios durante sus respectivos mandatos semestrales.

Es probable que esta prioridad se centre en llegar a un acuerdo e implementar el Pacto sobre Migración y Asilo, en línea con la Hoja de Ruta de Migración acordada informalmente por las instituciones y diplomáticos de la UE el pasado mes de septiembre. La Hoja de ruta contiene una serie de expedientes legislativos sobre migración que las instituciones de la UE se han comprometido a finalizar antes de que finalice este mandato (2019-2024).

Si bien el debate político a nivel nacional y europeo sigue otorgando gran importancia a la migración, en particular a la procedente de África, el número de inmigrantes indocumentados procedentes del norte de África que llegan a España ha disminuido en más de un 20 % para 2022, lo que sugiere que parece indicar una mayor caída en el número de personas que intentan cruzar el Mediterráneo.

Recientemente, el gobierno ruso anunció que incrementará el número de vuelos desde el norte de África y Oriente Medio a Kaliningrado, el enclave ruso entre Lituania y Polonia, lo que podría aumentar las tensiones y la presión en las fronteras de la UE.

También existe división dentro del bloque sobre si ofrecer o no regímenes de visado más flexibles a terceros países como Marruecos y Egipto, actores clave en la seguridad fronteriza del norte de África. En particular, estos regímenes permitirían aumentar el número de visas de trabajo y de estudiante.

Para el director general de ICMPD, Michael Spindelegger, el creciente número de asociaciones entre la UE y terceros países “es un desarrollo muy positivo, que permite combatir la inmigración ilegal en origen al tiempo que brinda oportunidades en los países de origen y rutas legales para llegar a los Estados miembros de la UE”.

«Tales asociaciones, junto con una actitud constructiva hacia los regímenes de visas, aliviarán la presión sobre los países del sur y el este que son puntos de entrada».añadió.

[Édité par Anne-Sophie Gayet]