Permiso menstrual: una medida reclamada por muchas mujeres francesas, pero aún debatida

España podría convertirse el jueves 15 de diciembre en el primer país de Europa en introducir el permiso menstrual para las mujeres que experimentan períodos dolorosos. Un avance que reclaman una gran parte de las mujeres en Francia, mientras que algunas temen los riesgos de discriminación que podría conllevar tal medida.

¿Buena o mala idea? Si bien España debería convertirse en el primer país europeo, sujeto a la votación de los diputados que se realizará el jueves 15 de diciembre, en introducir la licencia menstrual para todas las mujeres que experimentan períodos dolorosos, la iniciativa aún se debate en Francia, donde las asociaciones feministas temen que las mujeres serán aún más discriminados, especialmente en el trabajo.

«El día antes de mi período, o los dos primeros días, a veces tengo tanto dolor que levantarme de la cama es una verdadera tortura», dijo a la AFP Angelique, de 28 años. «A veces salgo temprano de la oficina cuando siento que no puedo manejar el dolor», explica.

Como muchas mujeres, Angélique dice que está a favor de instituir la licencia menstrual, lo que le permitiría ausentarse en caso de dolor intenso y garantizar que «no pierda un cheque de pago». Según un estudio, el 68 % de las mujeres francesas estaría a favor de implantar este permiso, y hasta el 78 % entre los 15 y los 19 años.

Riesgo de discriminación en la contratación

Sin embargo, para la asociación «Osez le féminisme» esta iniciativa es una «falsa buena idea» por varias razones. El primero es el riesgo de “mal manejo de las enfermedades subyacentes que causan este dolor, como la endometriosis”, explica Fabienne El-Khoury, investigadora de salud pública y vocera de la asociación.

Además, la introducción de la licencia menstrual también podría aumentar la discriminación en la contratación. Al igual que la licencia de maternidad, algunos empleadores pueden estar incluso menos inclinados a contratar mujeres, por temor a una escasez de trabajo mensual y «tensiones y frustraciones por el aumento de la carga de trabajo de los compañeros de trabajo», explica el investigador.

Finalmente, surge la cuestión del pago de las vacaciones. En el caso de un contrato de empresa, la licencia menstrual pagada a la empleada estaría a cargo del empleador. Si es una ley, entonces es el estado, a través de la seguridad social, el que se encargaría de todo. También hay otras cuestiones relacionadas con el secreto médico. Por ejemplo, una mujer embarazada que repentinamente ya no tome el permiso menstrual tendría que informarlo a su empleador en contra de su voluntad.

Finalmente, si esta medida es imprescindible para un gran número de mujeres, es imperativo preparar adecuadamente toda la normativa y cuidado para evitar cualquier forma de discriminación o injusticia contra la mujer.

Para ello, el gobierno francés podría seguir el ejemplo de varios países asiáticos como Japón, que lo introdujo en 1947, o incluso Corea del Sur, Indonesia o Taiwán, cada uno de los cuales se beneficia del permiso menstrual para las mujeres, con diferentes modalidades. Varias empresas ya han tomado esta iniciativa ofreciendo a sus empleadas permisos menstruales.

Fermín Cabanilla

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