Tras el funeral del sacristán asesinado en Algeciras, una polémica entra en el terreno político

España sigue en estado de shock tras el ataque del miércoles por la noche a dos iglesias de Algeciras, donde un inmigrante marroquí indocumentado de 25 años mató a un sacristán e hirió a otras cuatro personas, incluido el párroco de la iglesia de San Isidro. La polémica no está ausente en el campo político.

Con nuestro corresponsal en Madrid, François Musseau

Todo indica que Yassine Kanjaa, un marroquí indocumentado deportado desde junio de 2022, se radicalizó hace muy poco tiempo. Así lo dice el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Sin antecedentes penales y no estaba registrado en ningún cuerpo policial, ni en España ni en un país vecino, dice.

Del lado de la Iglesia, pedimos perdón, insistimos en no estigmatizar a la comunidad musulmana por un hecho aislado. Así lo hizo el obispo de Cádiz durante el funeral de Diego Valencia, el sacristán asesinado a machetazos por Yassine Kanjaa. La concordia reinó durante este funeral.

Pero la polémica se ha manifestado en el terreno político. El líder opositor de derecha Núñez Feijoo dijo que habían pasado siglos desde que un católico mataba a alguien en nombre de su religión mientras que los seguidores de otra religión lo hacían, refiriéndose claramente al Islam. El gobierno socialista lo acusó de islamofobia. Debería haberse callado, respondió la vocera del ministro, Pilar Alegría. La declaración de Feijoo deja claro que los tories no quieren ser demasiado blandos con el partido de extrema derecha Vox, que va por detrás en las encuestas.

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Alarico Orozco

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