Tras las elecciones parlamentarias, España se encuentra en una gran incertidumbre política

Inseguridad. Esta es probablemente la palabra que mejor define el actual ambiente político en España, a pocas horas de la primera reunión del Congreso de los Diputados en Madrid, el próximo jueves 17 de agosto. Desde las elecciones parlamentarias anticipadas del 23 de julio, ganadas por el conservador Partido Popular, es evidente que no hay mayoría para la futura toma de posesión del presidente del gobierno, cuya fecha aún no se ha fijado.

El próximo jueves tendrá lugar una primera fase: la elección del cargo del Congreso de los Diputados. El nombramiento de este cargo no es ni mucho menos anecdótico: este órgano gestiona todo el régimen interno del Congreso de los Diputados y, sobre todo, decide sobre la admisión a estudio de leyes y propuestas de los grupos políticos. Un privilegio que permite a la oficina retrasar o acelerar las iniciativas parlamentarias. Esta primera lucha política proporcionará una tendencia y pistas sobre el equilibrio de fuerzas existente.

Negociaciones opacas

Los socialistas, al igual que los conservadores, intentarán ocupar la presidencia del Congreso de los Diputados. Pero a estas alturas sigue siendo difícil saber quién ganará, ya que las negociaciones permanecieron opacas en la primera quincena de agosto. La aritmética parlamentaria es muy compleja. La derecha no puede lograr una mayoría absoluta y no puede formar suficientes alianzas para gobernar, ni siquiera con el apoyo de los diputados del partido de extrema derecha Vox.

En cambio, el Partido Socialista del presidente saliente Pedro Sánchez, que terminó en segundo lugar, puede reunir una mayoría siempre que reciba el apoyo del partido separatista Junts per Catalunya de Carles Puigdemont, que tiene siete diputados. Si este último finalmente decide abstenerse, un único cargo electo, el de Coalición Canaria, podría inclinar la balanza hacia la izquierda o hacia la derecha. Basta decir que todas las partes estarán conteniendo la respiración el jueves.

Sobre todo porque la posición del partido de Carles Puigdemont sigue siendo ilegible. Refugiado en Bélgica desde octubre de 2017, bajo acusaciones de la justicia española, está subiendo el listón: su partido presenta una solicitud de amnistía y la organización de un referéndum de autodeterminación. Y para demostrar mejor su control del ritmo político, la dirección de Junts per Catalunya se reunirá el jueves apenas dos horas antes del inicio de la sesión parlamentaria.

El papel clave del rey

Una vez formada la sede del Congreso de los Diputados, el rey recibirá uno a uno a los representantes de los distintos partidos políticos. Debates que deberían permitir al monarca proponer quién, el socialista Pedro Sánchez o el conservador Alberto Núñez Feijóo, tendrá más posibilidades de obtener una mayoría suficiente.

La primera sesión de investidura inicia la cuenta atrás. Los diputados tienen dos meses para elegir al presidente del gobierno. Si al final de estos dos meses fracasan todos los nombramientos, el Parlamento se disolverá y se convocarán nuevas elecciones en un plazo de cuarenta y siete días. Una situación que el país ya vivió en 2016 y 2019.

Alarico Orozco

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